Podrías pensar
en la luz
ahora que se quemó la lamparita.
En el calefón,
en la heladera,
o en ese trabajo
de mierda
por el que saliste
con el diario
(no sé ya cuántos días)
y ahora disputás con otras cinco.
Pero esperás
un golpe en la ventana
y sentir que el que viene te trae
a vos
de vuelta
-acá a tu cuerpo-
donde quedaste dibujada desde que se fue
y no volvió.
Podrías leer,
podrías no escuchar silencio,
dormir, soñar
en la luz
ahora que se quemó la lamparita.
En el calefón,
en la heladera,
o en ese trabajo
de mierda
por el que saliste
con el diario
(no sé ya cuántos días)
y ahora disputás con otras cinco.
Pero esperás
un golpe en la ventana
y sentir que el que viene te trae
a vos
de vuelta
-acá a tu cuerpo-
donde quedaste dibujada desde que se fue
y no volvió.
Podrías leer,
podrías no escuchar silencio,
dormir, soñar
con esa música que ponían juntos.
Pero mejor imaginás que tocan el timbre,
o que oís su voz, y vos
con una tranquilidad absoluta
-como de estar haciendo no sé qué cosa-
le abrís la puerta de tu casa y tu cuerpo
bajo un mediodía claro en que se ve todo
y el sol perpendicular mata las sombras.
Tal claridad y calor
enceguece
al sueño;
como no hay a quién abrir
te encerrás con dos vueltas,
y a dormir.
Pero mejor imaginás que tocan el timbre,
o que oís su voz, y vos
con una tranquilidad absoluta
-como de estar haciendo no sé qué cosa-
le abrís la puerta de tu casa y tu cuerpo
bajo un mediodía claro en que se ve todo
y el sol perpendicular mata las sombras.
Tal claridad y calor
enceguece
al sueño;
como no hay a quién abrir
te encerrás con dos vueltas,
y a dormir.
Tratando de olvidar
te olvidás de todo,
hasta de poner el reloj.
Mañana vas a faltar
a la entrevista
-del laburo de mierda-
y te vas a sentir peor. Vas a llegar
a la casa de una amiga
que no quiere más caras largas
y a sonreír de compromiso.
A la tarde
te olvidás de todo,
hasta de poner el reloj.
Mañana vas a faltar
a la entrevista
-del laburo de mierda-
y te vas a sentir peor. Vas a llegar
a la casa de una amiga
que no quiere más caras largas
y a sonreír de compromiso.
A la tarde
buscás dónde comer
y la excusa para
“cómo no fuiste al trabajo!”
Y más tarde –siempre- querés llamar,
no tenés teléfono
y te faltan monedas.
A la noche, tu habitación
y la excusa para
“cómo no fuiste al trabajo!”
Y más tarde –siempre- querés llamar,
no tenés teléfono
y te faltan monedas.
A la noche, tu habitación
sigue sin lamparita,
la heladera sin funcionar
y te falta el calefón.
Vas a poner el reloj para buscar
trabajo al otro día.
Pero
la heladera sin funcionar
y te falta el calefón.
Vas a poner el reloj para buscar
trabajo al otro día.
Pero
¿Sabés?
Lo único que hacés
es reconocer
las pisadas
-que imaginás-
hacia tu puerta,
los golpecitos que querés en tu ventana,
el timbre.
Lo único que hacés
es reconocer
las pisadas
-que imaginás-
hacia tu puerta,
los golpecitos que querés en tu ventana,
el timbre.
Sentís que viene,
mientras escuchás
una y otra vez
mientras escuchás
una y otra vez
...
8 comentarios:
En la doliente sombra de mi cuarto, al esperar
sus pasos que quizás no volverán,
a veces me parece que ellos detienen su andar
sin atreverse luego a entrar.
Pero no hay nadie y ella no viene,
es un fantasma que crea mi ilusión.
Y que al desvanecerse va dejando su visión,
cenizas en mi corazón.
Gardel-Lepera
Bueno está bien, me zarpé, no tenía que haber puesto la letra de un tango
Aste
me está cargando?
pero si no me quejé...
Ah, sufridita... Se la banca sin quejarse
Si!!!
me está cargando
me está cargando!!!!
-como de estar haciendo no sé qué cosa-
le abrís la puerta de tu casa y tu cuerpo
buenisimo!
Lo considero una genialidad,desde el título (que al autor de "la crencha engrasada",le encantaría),hasta la obra en sí;mis líneas favoritas son "Pero esperás
un golpe en la ventana
y sentir que el que viene te trae
a vos
de vuelta
-acá a tu cuerpo-
donde quedaste dibujada desde que se fue
y no volvió."
Laconica usted es una diosa del arrabal y el empedrado...
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semelokertes marchimundui
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